Adiós llovido

Serpentean con cruel complicidad,
las gotas a lo largo del rostro,
solo para negar las lágrimas
que, desesperadas, le brotan de los ojos,
extraviados de pavor.

No hay dolor más humanamente profundo,
que aquel de los brazos cuando la fuerza es inútil,
y quedan vacíos, temblando.

No hay motivo, no existe una razón,
solo un abrazo asustado,
la desesperación de un adiós llovido.
solo hubo amor y desarraigo
bajo la garúa gruesa de la noche, aquella,
donde lo obvio fue imposible de probar.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Design in CSS by TemplateWorld and sponsored by SmashingMagazine
Blogger Template created by Deluxe Templates