Tren

Me gusta viajar en tren. Creo que de otra forma no podría soportar tanto viajes sin rumbo más que el regreso hacia un "todos juntos", un destino que es tan solo el punto de partido. Mientras viajo, me abato en mis pensamiento, los des-retuerzo, los acomodo, o por lo menos los inmovilizo, los calmo. Aunque así se agoten los primeros 50 minutos de traqueteo del tren.
Y mientras pienso en estas cosas que pienso cuando trato de viajar sin pensar, siento la lluvia y me invade estos pensamientos: me gusta la lluvia. Hoy no reconocí que llovería, me tomó por sorpresa. Fantaseé todo el día con uno soleado y seco. Descolgué esas ideas a la misma velocidad que la ropa que había puesto a secar, pero con mayor abatimiento, confundida.
Perdón, mis textos no son coherentes, porque suelo no necesitar que sean textos para escribirlos. Porque necesito escribir y sacar lo que se inflama dentro hasta hacerse tratable, inevitable. Y necesito sacarle fotos con las palabras a esas imágenes que se secuencias y se me imprimen en la cabeza. Demasiado bellas, demasiado significativas como para no compartirlas.
En uno de mis últimos viajes en tren, estuve 50 minutos mirando fijamente un punto móvil de paisaje, rígida, observando la variedad, la cantidad y la fuerza con que muchos pensamientos- imágenes se mueven dentro de mi cabeza. Había agotado un viaje completo dedicándome solamente a pensar, y a alentar la presión con que los pensamientos se manifiestan y me coptan, intuyendo que quizás así, se agotarían.
Pero vuelven, los pensamientos siempre vuelven. Mucho más cuando son preocupaciones. A los pensamientos recurrentes solo se los puede agotar con hechos, no con mas pensamientos. No sentada pensando en ellos, en un tren.


 

Design in CSS by TemplateWorld and sponsored by SmashingMagazine
Blogger Template created by Deluxe Templates