Siento el tiempo de
mi cuerpo dejando nuevas pisadas sobre aquellas huellas viejas, que ya estaban.
Y trato hoy de
saber qué es mejor, tal vez no. Tal vez no sea el suspiro frágil de una brisa
tenue que despierta, el que me recuerde de dónde robar ternura que no tenga.
Y entonces hoy me
trato de sacar los clavos de mi cabeza; esos que no me dejan pensar que tal vez
sea un hijo con todas las ganas de tener mis hijos propios esparcidos por el
cosmos
de manera que su
aliento empañe estrellas. Y a lo mejor el regreso es mejor, tal vez no.
Tal vez sea un
hombre con aplausos y también amantes. Tal vez haya sido un germen que
creciendo tuvo que asumir que late, el vientre aquel de donde saltó una vez
aunque hoy va a regresar a la vida.
A la vida.
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